sábado, 24 de mayo de 2008

Ciclo cultural “Hacia el bicentenario”: Conferencia de Luis Eugenio Zolla



En la apertura del Ciclo cultural “Hacia el bicentenario” organizado por la Biblioteca Mariano Moreno, el Lic. Luis Eugenio Zolla pronunció la Conferencia: “Otros 25. Camino de la Constitución, la que contó con el auspicio de la Dirección de Enseñanza Media del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la provincia.

La presidenta de la Biblioteca, Marcela Mercado Luna, presentó el ciclo e invitó a la Prof. Julia Fernández, del Taller Literario “Ciudad de los Naranjos”, a leer un texto propio sobre la fecha próxima a conmemorarse (ver Comentario).

A su turno la Directora de Enseñanza Media, Lic. Olga Ahumada, agradeció tanto a los presentes como al disertante, su concurrencia y participación.

Otros 25 Camino de la Constitución

Sin papel, y haciendo honor a su fama de destacado orador y gran memorioso, Zolla desarrolló el tema con un especial manejo de la ironía y la reticencia, logrando, como tantas veces, una buena comunicación con el público, que aprobó con humor cada uno de sus guiños.
La conferencia giró en torno a la trascendencia de “otros” dos 25 de mayo que gravitaron significativamente en la reorganización nacional: el de 1825 y 1653.
Así —señaló el disertante— el 25 de mayo de 1951 se produce aquello que ha recibido la denominación de “Proclama de Urquiza”, aunque estrictamente el entonces gobernador de Entre Ríos la llamara “Proclama del Pueblo de la República”. De una u otra forma, esta proclama representa el prólogo a la ruptura total con Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires y Encargado del Manejo de la R.R.E.E.
De ahí, la etapa que transitará la Historia argentina hasta el otro 25 de mayo, el de 1853, se presentará preñada de aconteceres de singular importancia, fundamentales para el proceso constitucional que habrá de culminar con la promulgación de la Carta Magna.

1 comentario:

Biblioteca Mariano Moreno dijo...

AQUEL OTOÑO, Y TAMBIÉN ÉSTE
Por Julia Fernández

Se acerca la fecha y quiero imaginarme la Historia, ponerme en el lugar de los personajes. Porque muchas veces se trata de personajes. Es como si las personas perdieran su perfil de realidad.
Mi lugar en esta mesa de café es inmejorable, privilegiado, frente a esta plaza, protagonista siempre. Un lodazal por aquella época, me dije. Y casi igual ahora, después de la sexta manifestación de la jornada. Siempre en la misma plaza. Desde el Cabildo, la Rosada y alguna vez también desde la Catedral. Siempre desde la misma plaza.
Me pregunto si es la misma historia. Esta vez escribo con minúscula. O sea, hace casi dos siglos de la primera vez, y estamos sin poder salir de la misma y eterna historia:
-“Si vos no me das a mí, no juego más”
Claro, me olvido que es una plaza y allí van los niños a jugar. Y es natural que se escuchen diálogos de este estilo.
Incluso ahora, dentro de tres o cuatro días, el domingo, precisamente, el domingo, se repetirá el mismo cotillón: alguien vestido de época, - ¡qué época, amigos! - repartiendo cintas y escarapelas. Y algún otro vestido de “negrito” (¡qué extraña fijación la nuestra, con los negritos!) encenderán faroles o velas que el viento, la lluvia y el frío barrerán de un soplo. Alguien, una maestra, casi seguro, que ha preparado muy bien su clase alusiva, hará que se repartan pastelitos y listo.
El 25 de Mayo, o su representación, habrá acabado cuando se escuchen canciones patrias, para dejar lugar, más tarde, al folklore del interior. Es como si el interior siempre sirviera para poner la “nota folklórica”.
Y yo, desde esta mesa de café, magníficamente ubicada, frente a la plaza de la Historia con la misma duda de siempre. Qué pensó Moreno antes de que el mar lo tragara; Belgrano, después de tanta batalla y su bandera; y Castelli, el orador de Mayo enmudecido, porque su lengua enfermó de tanto predicar en un desierto de sordos…
Cito a un historiador, para no cometer errores:

“los hombres de la Revolución ignoraban los medios prácticos
con los cuales la libertad política se encarna en derechos y
garantías concretas”.


Me pregunto, - a punto de cumplir los dos siglos de aquella ocasión, - ¿seguimos ignorando cómo la libertad política en encarna en derechos y garantías concretas? ¿No aprendimos nada, desde entonces?
Tal vez, uno es demasiado impaciente y es seguro que habrá que esperar un poco más. La patria, ese abrigo para todos, no se construye de un día para el otro, me dijeron. Argumento convincente, inequívoco, cabal…
Tendremos que esperar un poco más…

Viernes, 09 de mayo de 2008