PALABRAS DE DESPEDIDA DE LA PRESIDENTA DE LA BIBLIOTECA, MARCELA MERCADO LUNA, PRONUNCIADAS EN EL SEPELIO DE LA PROF. JULIA FERNÁNDEZ QUIEN FALLECIÓ EL 24 DE FEBRERO DE 2016
Adiós a Julia
Quiero en nombre de la Biblioteca Mariano Moreno despedir a la profesora Julia Fernández de Guzmán, socia activa en toda la extensión del término, entusiasta en las iniciativas y lectora incansable, integrante desde el año 2007 de la Comisión Directiva de la institución, en la que desempeñó diferentes cargos durante sucesivos mandatos: prosecretaria, protesorera y vocal, respectivamente.
Antes, en mi infancia y adolescencia, ella era la Kica, la esposa de Toto Guzmán, la profesora de Francés, la mamá de las pequeñas mellizas Sofía y Paula y de la pequeña Diana... Muy poco sabía de ella, salvo eso…, y que pertenecía al grupo de amigos de mis padres.
Mucho tiempo después, cuando comenzó a frecuentar la biblioteca, algunas veces acompañada de sus nietas, que entonces eran pequeñas, se asoció al saber que de ese modo podía llevarse libros a su casa. Cuando llenó la ficha, supe que se llamaba Julia, un nombre hermoso, rotundo, que acompañaba su temperamento firme y afable, su trato cordial, su agradable conversación.
En la biblioteca siempre fue Julia, y yo misma comencé a llamarla así.
Siendo una persona mayor, su alegría de vivir hacía de ella una joven más, que se entendía mejor con los más jóvenes, siguiendo sus bromas y códigos, y demostrando, sin alardes, su gran cultura, su capacidad de leer literatura de la buena, su pasión al hablar sobre libros y recomendar lecturas. /// Generosa hasta el desprendimiento, donó a biblioteca la totalidad de la edición de su libro “Esas luces rojas”, relatos en los que se transparenta su rica imaginación y su amor por las letras.
Siempre sonriente, te contagiaba de optimismo aun en los momentos más duros.
Cuando anoche me sentí en la triste misión de comunicar su partida a través del grupo de wpp, a los miembros de la CD, todos postearon algo: mensajes de sorpresa en algunos casos, de tristeza y dolor en otros, y de evocación a su personalidad.
Diego posteó: “Qué tristeza: Siempre fue tan activa e interesante. Cada vez que conversabas con ella, estaba leyendo algo.”
Severo a su vez expresó: “De las personas más interesantes e intensas que conocí. Lectora voraz, sencilla. De convicciones firmes y sentimientos transparentes.”
Esa es la Julia que habitará nuestros recuerdos, porque no vimos el deterioro final. Cuando enfermó nos quedó la idea de que en cualquier momento podía llegar repuesta, a preguntar qué novedades había, a devolver un libro, o ponerse a elegir entre los que no había leído para llevarse… a participar de una reunión de tablas…
Es muy duro despedirte Julia, es difícil hacernos a la idea de que no compartiremos más contigo la mesa larga y ovalada de la CD de la biblioteca.
Nos queda tu ejemplo, tu estilo conciliador y tu modo sutil y delicado de disentir proponiendo alternativas superadoras. Nos queda tu actitud positiva ante lo adverso y esa humildad de los sabios, porque sin abrumar con consejos, dabas ejemplos de vida y de coherencia.
Gracias por tu ternura, por tu lucidez, por todo lo que diste.
Hasta siempre, Julia, Kica.
Te quisimos mucho. Te seguimos queriendo.
Marcela
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